ROMANCE VIRTUAL
de Li Fin Fui
Deslizaste mi imagen hacia la derecha y escribiste: “Soy yo, estoy aquí”.
Agregamos palabras para constatar cierta comprensión del idioma.
Alocadamente nos dedicamos a colocar ladrillos con la intención de construir un muro de protección.
Diálogos
Por la mañana me saludas: “Buenos días, te regalo un girasol”; “Que tengas un buen día, te doy otra flor. Cuidado con el estreñimiento”.
“Deseo escucharte”, te comunico embelesada. Y, complacido, me relatas tu situación. No entiendes nada.
Te pregunto, “¿Cambiará la película muda cuando se convierta en sonora?
Tú, escéptico: “La voz es independiente del físico”.
Sugiero la frescura de los pasillos de un edificio como lugar de encuentro. “Te invito a Moscú”. Tú sospechas: “¿Eres una espía rusa?”
El encuentro
Me imaginabas bajita; me quejé, porque no soy alta; Pusiste el listón en seis pies.
“¿Amar o ser amado? ¿Qué pides?”, te pregunto y tú respondes, “¿Por qué me contagiaste?”
Nos recomendamos hacer gárgaras para cuidar la voz.
Me entregas tu penúltimo par de pantalones cortos. ¿Por qué no el último o el primero? Mi pregunta no es inocente.
Alabo tu pensamiento: “rumias como una vaca resfriada”.
Los cuerpos desnudos
Estás preocupado y me preguntas: “¿Debo tener cuidado de no derretirme como un soldado de plomo? “En estas circunstancias me gustaría hablar ruso para no decir lo que siento.
Todo termina mal, podría haber sido el final; Tú careces de abubilla propia para anticipar el desenlace.
¿Fue un encuentro satisfactorio? El comienzo de la confianza es impresionante porque ocurre.
Sostener lo que no existe
Te vas y pienso que estás atrapado en el camino, pero eres libre.
Me tratas de calmar con una plancha.
La historia avanza porque yo confieso: “Me encantaría verte.”
Te escribo: “Aún estas en mi cabeza. De madrugada viajaré a Sebastopol, creo que saldrás a dar una vuelta por allí. Crimea es muy hermosa, cuida el sol. Conocerás amazonas, monos, serpientes y osos. Si decides volver te encontraré dentro de mí.”
La transición del pensamiento a la presencia física puede ser excesiva y requiere persuasión, pero la tentación de jugar es irresistible. Y me convierto en una mujer japonesa que aparece desde el borde de un reino oscuro. Me ilumino y giro. El juego entra en mi intimidad.
Ahora soy una gata, resbalo por el aire, salto lo que no deseo pisar. Si hubiera desarrollado antes esta habilidad, no habría comido toda esa mermelada aterradora.
Te advierto: “Te vi entre un espejo de hielo y una gota de mis pensamientos. Deslízate sobre hojas verdes y secas. La ansiedad nunca es divertida. Está en el espacio más alejado de la creencia del amor”.
Tienes la sensibilidad de las cebollas verdes, puedes percibir a los muertos que cruzan un cuadrado exacto. Un fantasma tiene un peculiar movimiento de nalgas. El de un hombre que se cree amado contra su voluntad. Camina disimulando que huye. Está eternamente condenado a la incomodidad de los que no saben decir no. ¿Las cebollas pueden llorar?
No pudimos evitarlo, Murcia lo pagó con un plátano. Una enorme lámina de caucho verde, húmedo y fragante, me acaricia. Me preguntas: “¿sudas?”. Yo no creo que sea malo. “Quiero otro cordero”.
Los niños miran la lluvia desde la galería. Las gotas en los charcos forman sapitos.
Lloverá más. El sillón de hierro se columpia. Dios es asturiano. No es buen día para barquitos de papel.
El desencuentro.
Quiero jugar al ajedrez. Tú no sabes, muevo las piezas por ti y pierdo la partida. Todo se vuelve aburrido. Fumaré un limón.
Había un agujero en el globo rosa y ahora ya no es rosa, esta tirado en el suelo. Si un oso lo pisa, colapsará. Mis gatas pueden sacarlo con sus garras y darle vida a un ratón. ¡Otro globo en el suelo!. No desaparecerá con el tiempo. ¿Contamina mi planeta o lo adorna?... a veces todo me parece decorativo.
Mi interminable alabanza depende de tu sincera dedicación. No te doy lo que tu ansiedad necesita porque me pone en riesgo.
Yo nado en un lago solitario, Acércate a la orilla y pregúntate si estas allí. Si lo eliges o simplemente te dejas ir. Mi imaginación puede colocar a alguien sin cuerpo. Vete a dormir.
La tormenta está lejos. Puedo oler la lluvia. Te estoy esperando para abrir mi paraguas.
Tu cráneo está vacío. Actúas como si todo estuviera pactado. Será desagradable y sorprendente. Abrí las ventanas, el aire fresco aumenta la confusión.
Estoy en el congelador. Me metiste aquí porque sudo cuando me emociono. Lo más inteligente es salir. Experimento la fragilidad.
Tú no querías sentirte atraído por ti mismo, preferías amar. En cámara lenta dejaste un pequeño mensaje y tu firma. “Etiquétanos y nos vemos de nuevo”.
Quiero que mi ira se derrita. Bailaré con un venado y te pondré en alguna parte. Es un juego de sustracción de palabras. Aparece un puntito gracioso.
Adiós, estoy sudando pizza.
-Bases y relatos recibidos-
