LA APACIBLE VIDA DE LOS ARBOLES
de Ibn Rushd
Soy el guardián de mis propias raíces, hundiéndome hacia el centro infernal del planeta o elevándome hasta salpicar la claridad de verde.
Soy un destino de quietud sobre una loma, con sus cuatro puntos cardinales bien marcados: al levante, un fiero viento que me azota y zarandea, casas bajas y encaladas en el punto de mira del sur, un deslumbramiento de azul marino al occidente, al norte, la dejadez de las zarzamoras y chumberas.
Soy un pino que creció sobre un fondo de cinemascope, por donde las cigüeñas y otros vuelos migratorios trazan sus manchas blancas.
Del mar vienen barcas desbordadas de sardinas, torbellino de gaviotas en vuelo. Tiempo de júbilo y derroche, de ofrecer con generosidad mis frutos para el piñonate.
Domingos de columpios hasta tocar el cielo, de mantas abiertas sobre el pasto, de caricias juveniles a la sombra del lentisco. Cumpleaños en la hierba.
“Esta son las mañanitas
Que cantaba el rey David…”
Un hombre con una soga al cuello, cuelga de mi rama.
Ibn Rushd
-Bases y relatos recibidos-
