GEAGRAFÍA MON AMOUR,
de Paco Aragón
A los 12 años caí en la marmita del amor, ocurrió mi primer día de instituto. Más que un flechazo fue un rayo meteórico, ¡Plaf!. Trastocó todos los tornillos de mi cabeza.
Entró en clase decidida, echada pa´lante, pisando fuerte.
- Mi nombre es Dolores y soy vuestra profesora de geografía.
Mi cabeza se transformó en globo terráqueo, los sentidos solo percibían accidentes geográficos, Su cuerpo era un mapamundi donde ríos, montañas, cordilleras, mares y océanos estaban en su justo sitio.
- ¿Os gusta la geografía?
Sentí un pinchazo en el culo y salté de mi asiento
- Sí, mucho, bastante.
La señorita Dolores me miró, sonrió y volvió a preguntar
- ¿Y por qué te gusta tanto?
- Mi sueño es ser explorador.
De las filas de atrás un compi gritó.
- Pero si tú querías ser bombero.
La clase se alborotó a carcajadas.
- Silencio, por favor, imploró Lola.
A estas alturas del relato me permito tutearla. Retomó las preguntas:
- ¿Y Qué te gustaría explorar?
La palabra explorar puso bandera en la totalidad de mis nervios.
- Me gustaría explorar la cartografía de tu piel.
Los montículos de su cara subieron unos grados de temperatura.
- Continua, susurró.
- Ser brazo de mar para morir en tu playa. Escalar tus colinas y dormir en el remanso de tus valles.
Así estuve un minuto, dos, tres, tal vez cinco, relatando todos los accidentes geográficos aprendido en la primaria y comparándolo con su físico, abducido por un torbellino lunático y amoroso ajeno a lo que debería ser la cordura, hasta que Lola gritó.
- ¡Basta! Acompáñame.
Salimos de la clase para entrar en el despacho del director, que tras su mesa de trabajo levantó la vista y preguntó.
- ¿Pasa algo?
Dirigiéndose a mí, Lola, en tono imperativo, me mandó a repetir todo lo dicho en clase.
- ¿Qué es lo que te gustaría explorar?
Balbucee las primeras palabras
- Explorar la cartografía de tu piel.
- Más alto y con la misma pasión que antes.
Volví a narrar con precisión el mismo relato, sin olvidar una coma, con un tono aún más canalla.
- ¡Joder! dijo el director.
- ¿Joder?
Gritó Lola.
- Cinco años llevamos casado y otros cinco de noviazgo y sólo se te ocurre soltar un ¡Joder! Este chaval me acaba de decir las cosas más bonitas que jamás de los jamases nadie me ha dicho. De tu boca nunca ha salido nada parecido, tiene mucho que aprender de un escolar, señor licenciado.
El director se levantó, se acercó a Lola, la agarró por la cintura y le musitó al oído.
- Me gustaría explorar la cartografía de tu piel. Ser brazo de mar y morir en tu playa. Escalar tus colinas y dormir en el remanso de tus valles.
Con violencia, se fundieron en un solo cuerpo, atándose y desatándose en abrazos, comiéndose a besos.
De puntilla salí del despacho, cerrando la puerta tras de mí.
Paco Aragón
-Bases y relatos recibidos-
