LA NIÑA DE LA PLAYA
de Eric Traid
El Levante empezaba poco a poco a remover el mar, donde cada vez las olas eran más grandes. La niña fue con su cubito a recoger agua para limpiarse los pies de la arena de la playa.
Dentro del agua no solo sintió el impacto de las olas en su diminuto cuerpo; sintió también que algo le impactó directamente en la mano. Ella no se asustó, a pesar de su corta edad.
Sin ninguna dificultad, tocó aquello que por el tacto le pareció algo peludo y vio que era una gran gaviota de pelaje oscuro que parecía inerte. La cogió con tristeza y cariño posándola en la orilla, negándose a tirarla a los contenedores próximos. Se sentó en la arena esperando a que una nueva ola la devolviera al mar.
Pasaron muchos minutos y la niña solo deseaba que esa nueva ola llegara y llevara a la gaviota a su hogar. Y el mar la escuchó. Una gran ola envolvió a la gaviota, desapareciendo en sus aguas. La niña, con una gran sonrisa de satisfacción, lanzó con su pequeña mano un beso a la gaviota.
La tarde-noche llegó. La niña paseaba de nuevo por esa misma playa y, acordándose de su gaviota, observó que otra de gran tamaño andaba por las arenas, solitaria, dando la impresión de que buscaba algo más que alimento que llevar a su boca. La niña vio que esta gaviota estaba triste y se preguntó: ¿Por qué estará alejada de los suyos y cuál será el motivo de su tristeza?
La niña también emocionada, se acordó de la gaviota de esa misma mañana y le habló como si la escuchara: “No busques más. Tu hijo salió a buscar comida y no regresó. Tú sabes que vino hacia este lugar. Yo vi su cuerpo, que lo trajo el mar y le pedí a la ola que la devolviera a su hogar”.
La gaviota miró a la niña un instante y, desplegando sus alas, echó a volar.
Eric Traid
-Bases y relatos recibidos-
