Al calor de una chimenea todo es más agradable..
Para encender una chimenea, lo más cómodo es disponer de algún tipo de pastilla o líquido de encendido y seguir las instrucciones detalladas en el envase; mucho cuidado si empleamos alcohol de quemar, es un combustible que arde con una gran facilidad, por lo que es muy fácil que suframos alguna quemadura y se volatiliza muy rápido, de modo que no es el elemento idóneo para encender troncos de leña, no le da tiempo a prender maderas duras.
Pero con paciencia se puede encender cualquier chimenea con tan sólo una cerilla, para ello en primer lugar tenemos que separar un montoncito de astillas del grosor de un palillo de dientes, otro montón de palitos del tamaño aproximado de lápices y por último unos cuantos palos de la envergadura de patas de sillas. En primer lugar encendemos (si hace falta con la ayuda de un papel) los palillos más pequeños, cuando veamos que están bien prendido le iremos añadiendo poco a poco los palitos un poco mayores, con paciencia y sin ahogar la llama; a los pocos minutos debemos tener una llamas de alrededor de una palmo de altura, entonces hacemos lo mismo con loa palos más grandes pero siempre sin prisas. Después de quince o veinte minutos, si la leña está bien seca, la pequeña fogata estará lista para recibir algún que otro tronco de más envergadura.
Resumiendo: la mejor forma de encender una chimenea, sin utilizar iniciadores del fuego como las pastillas, es utilizar leña de calidad, separarla por tamaño procurando que los primeros palitos que utilicemos sean lo más pequeño posible y no querer encender el fuego en diez minutos por mucho frio que haga ya que éste terminará apagándose y tendremos que empezar de nuevo.